miércoles, 28 de abril de 2010

SÉ QUE AÚN ESTÁS AHÍ.

Puedo olerte en este laberinto.

Sé que ahora estás

lamiendo el blanco de tu habitación

quebrando el aluminio en la ventana.


Y puedo oler tu furia

las calles que estallan a tu paso

esa tristeza áspera que vistes

los cuerpos que destrozas

sonriendo.


Hice bien en cerrarte las puertas de mi casa.

Nada crece ante ti.

Tan sólo el laberinto

las hiedras que devoran

el hilo de Ariadna.

No hay comentarios: