jueves, 8 de agosto de 2013

metamorfosis

"Ya no quiero lo verde y lo marrón, quiero lo amarillo y lo rojo; no lo húmedo sino lo seco; no quiero lo oscuro sino lo claro; no quiero lo blando sino lo duro. Me estoy convirtiendo en otra clase de hombre, pensó, suponiendo que haya dos clases de hombres. Si me cortara, pensó, levantando las muñecas y mirándolas, la sangre ya no saldría a borbotones sino gota a gota, y después de gotear algo, se secaría y cicatrizaría. Cada día me vuelvo más pequeño y más seco. Si tuviera que morirme aquí, sentado en la boca de la cueva, mirando la meseta con la barbilla apoyada en las rodillas, el viento me secaría completamente en un día, me conservaría entero, como a alguien hundido en la arena del desierto". 

J. M. Coetzee,  Vida y época de Michael K

miércoles, 7 de agosto de 2013

diario

Esta tarde he ido a la librería. He pasado 30 minutos ante las baldas, 30 minutos quieta. En 30 minutos, los teléfonos de la redacción suenan 40 veces (escribo en el reverso de la agenda del día). He pasado 30 minutos tratando de encontrar un nombre entre cientos de nombres que no conozco o que apenas recuerdo, tratando de encontrar una palabra entre tantas palabras extranjeras. Roger Wolfe me ha llamado, eh, tú y yo nos conocemos. Le he elegido como a aquel compañero de trabajo o de estudios casi desconocido, que en una fiesta, 20 años después, te salva de tener que enfrentarte a los extraños. He pagado por él y por T. S. Eliot, el maestro que no me quiso en clase.

En la calle, el viento de Madrid barría el verano. He comprado tabaco, como antes. "Fumar. Ensimismarse. Volver a los inicios [yo, que nunca he dejado los inicios]. Sentarse. Sentarse y esperar". He esperado. Una paloma se ha acercado a mí, le he dicho que no tenía comida para ella. Luego he vivido. Algo más tarde me he sentado a contarlo.