miércoles, 28 de abril de 2010

SÉ QUE AÚN ESTÁS AHÍ.

Puedo olerte en este laberinto.

Sé que ahora estás

lamiendo el blanco de tu habitación

quebrando el aluminio en la ventana.


Y puedo oler tu furia

las calles que estallan a tu paso

esa tristeza áspera que vistes

los cuerpos que destrozas

sonriendo.


Hice bien en cerrarte las puertas de mi casa.

Nada crece ante ti.

Tan sólo el laberinto

las hiedras que devoran

el hilo de Ariadna.

martes, 27 de abril de 2010

woolf

"Este insaciable deseo de escribir algo antes de morir, esta devastadora sensación de la brevedad y la fiebre de la vida"

Virginia Woolf, Diarios 1925-1930

lunes, 26 de abril de 2010

EN ESTA TIERRA


siembran cactus para dibujar lindes.

Los espinos crecen como sombras

abrazando los años

y un día

ya nadie puede abandonar sus huertas.


Yo he talado todas las fronteras

he arrasado las lindes de mi cuerpo.


No hay espinas

entre nuestros campos.





sábado, 24 de abril de 2010

puente de las delicias


He contado

los millones de almas que pasan cada día

por este espinazo de hormigón.

Son muchas. Demasiadas.


El rumor de la goma y el asfalto

el agrio olor a vida que rezuman las aguas

de un río que no existe.

Son muchas, demasiadas,

las almas que caminan

sobre esta fealdad inexplicable.


Ellas no oyen el canto que sube desde el lecho.

Yo sí, yo entiendo este lenguaje.

“Un loco va a morir”, susurra el lodo,

“un loco va alcanzar la orilla”.

lunes, 19 de abril de 2010

HABLÁBAMOS DE MUERTE

de calculados métodos de suicidio

y nos reíamos.

Bajo las carcajadas

todas las horas que habíamos dedicado

en nuestras casas

a imaginar los hornos respirando

las sogas trepando a nuestros techos

el cómodo glamour de barbitúricos.


Y luego

la voz de tu psicólogo

el oráculo la certitud científica.

De alguna manera me contabas

que lo tuyo iba en serio.

Antes de marcharnos

te prohibí

hacerme llevar flores a tu tumba.


Nos despedimos graves.

Desde entonces

sueño con que estás muerta

con que me dejas sola para siempre.


domingo, 18 de abril de 2010

fidelidad

"A los veinte años, en Montevideo, escuchaba a Mina

cantando Margherita de Cocciante

en la pantalla blanca y negra de la Rai

junto a la mujer que amaba

y me emocionaba


A los cuarenta años escuchaba a Mina

cantando Margherita de Cocciante

en el reproductor de cassettes

junto a la mujer que amaba,

en Estocolmo,

y me emocionaba


A los sesenta años, escucho Mina

cantando Margherita de Cocciante

en Youtube, junto a la mujer que amo,

ciudad de Barcelona

y me emociono


Luego dicen que no soy una persona fiel."


Cristina Peri Rossi, Playstation



sábado, 17 de abril de 2010

Bonnie & Clyde

Some day they'll go down together;
They'll bury them side by side;
To few it'll be grief--
To the law a relief--
But it's death for Bonnie and Clyde.


Bonnie Parker


Tú y yo

tan Bonnie & Clyde

surcando los olivos

en un vuelo de jazz

el swing marcado en el salpicadero

atracando cruceros y autobuses

repletos de turistas megáfonos paraguas

bebiendo Aperol Soda antes del desayuno

fumándonos la vida hacia las diez

desgarrando la noche con aullidos

y gritos y trompetas

Miles Davis con nosotras

Mis manos al volante

digamos que las tuyas al papel

dejándonos la voz

en cada nota que sale de la radio.

À bout de souffle

atravesando mapas.

Hay que quemar el tiempo

las balas y el honor

hay que raptar las graves sirenas de los ferrys

hay que jugarse la partida al rojo

hay que lamer el polvo

antes del tiroteo.


miércoles, 14 de abril de 2010

por qué mi forma de vivir debería ser mejor que la suya
y por qué pienso a menudo que lo es

el bando de los buenos

Un café

cuatro horas

tres viajes

sin marcharnos del bar

o atravesando metales europeos

capitales silencios

con algo más que ropa en las maletas.

Volveremos pronto a acumular

ceniza y vino tibio en los balcones

porque el mundo no es nuestro

ni nos quiere

pero algo habrá que hacer con estas ganas

de estar vivos y aquí

de ser felices.


Estoy tranquila

viviendo en este ejército

de futuros artistas destronados

nadando en el vacío

con las brazadas torpes de la duda.


No importa que se anuncie la derrota.

Basta

con esta celebración de lo inexacto

esta inútil demostración de fuerza.

Yo soy esta fraternidad ingenua

estas noches iguales

este cariño pardo este refugio.

La lucha es la memoria.

Sé que he elegido el bando de los buenos.

lunes, 12 de abril de 2010

queman,

LA CIUDAD QUE CREASTE PARA MÍ

me espera ahora tomada por los bárbaros.

Sé que son tuyas aún algunas calles

que has vuelto bautizarlas con el nombre de otros

y que ni mi fantasma te vigila

desde la mesa azul de aquel domingo.

La carretera es lenta bajo este sol de agosto

y todos estos pájaros que anidan en la palma de los coches

pasarán por tu cama más temprano que tarde.

Pero sólo tropezarás conmigo.

No habrá tacto ni lluvia en el encuentro

ni señales celestes

ni nota a pie de página sobre el lugar más triste del planeta.

No habrá memoria.

Tampoco habrá futuro.


A ti te esperan el alcohol y los gritos

rubios de los guerreros.

A mí la carretera

tan lenta bajo este sol de agosto

que aún dibuja tu cuerpo en los retrovisores.


sábado, 10 de abril de 2010

Soñé que me moría.

Algo que ya estaba decidido

nada importante.

Nada nuevo.


Me despedía

y erais todos

jarroncitos de loza

cada uno de un color

en torno a mí.

Me vertía

en cada uno

de vuestros cuerpos frágiles.


Cuando llegó tu turno

supe llamarte

hermana.

viernes, 9 de abril de 2010

ondas



Aquella noche llegué tarde, o temprano, según se mire. Quiero decir que el campo estaba quieto, azul, dormido, que los perros habían vuelto a sus jaulas, y que él había dejado ya sus juegos con la tierra para entrarse en la casa, en su guarida. Como siempre, el hombre pardo habría tomado el fruto de los árboles, así, con su permiso, y habría domado el cauce de los surcos de riego, separando las aguas del pequeño mar verde de la acequia. Como siempre, al alzarse, una mano a la espalda, un alfiler clavado en la garganta como un soplo, habría mirado al sol de mediodía, y habría tenido tiempo de pensar, un momento, que era viejo.
Camino abajo el pueblo titilante, todavía tras la guerra, con sus lámparas tristes y amarillas y con su desmemoria. Esta juventud que es la misma que entonces, decía él, casi con vino y casi acordeón, otros tiempos pero igual de vivos, y yo aquí. Él efectivamente ahí, sin triunfo en la voz escondida tras los labios, sin renuncia. Él efectivamente ahí, y bastaba. Bastaba porque bastaba cuando la Julia, y uno no puede andarse con recuerdos. Apenas un vistazo al arriate vacío al paso hacia la huerta. Y pensar que tantas, tantas veces había protestado por las flores y los abejorros y el humo a las avispas con sol nuevo, tantas, tantas veces diciendo las flores de la Julia que ni adornan porque resulta que las quiere secar, ya ves tú, secarlas, y ahora sería capaz de llamar a la Julia a gritos, sí, llamarla, para que viniera a ayudarle a cerrar de una vez la puta cancela. A la humedad de las sábanas frías sí se había acostumbrado, incluso a cocinar la liebre en los veranos, pero a las flores no. Nunca.
Él, claro, no me esperaba ya a esas horas, echado el día y la noche, yo que llegaba justo para verle venir con los tomates repletos de un rojo como al óleo entre sus brazos. Y ahora, de la salita, tras el leve chirrido de la puerta, me llegaba su sombra recortada en la cal de la pared, el animal metido en la lobera con la luz esteparia del candil, las manos al brasero. Solo entre muebles viejos, sin un fondo de pájaros y verde, se le veía pequeño, un oso que arañara los barrotes atrapado en un zoo de mala muerte. Pero él miraba el transistor, y sonreía, un transistor de plástico con la antena inexacta, y sonreía. Era la voz. Una voz de mujer que daba el tiempo. Y el oso, acurrucado, escuchaba la voz hablando de las nubes al norte, de las rachas de viento y de los nudos que ataban el Cantábrico con fuerza a la meseta. Él tomaba la voz, desmenuzaba con dulzura las palabras, las paladeaba, jugaba a pronunciarlas, ahora “débiles”, ahora “moderados”. Seguía aún mirando el aparato y yo sabía que él no estaba ahí, que se había ido persiguiendo a la voz campo a través, que la veía, a ella, entre los eucaliptos, a ella y sus palabras, tan blancas, tan brillantes, mejor incluso que el acordeón, como una música o un truco de magia. El viejo oso muy quieto, sin verme, sin sentirme, atento como un niño, casi domesticado. Volviendo al coche, con la voz a mi espalda y aquel hombre rendido ante la radio, pensé que quizás ni siquiera la Julia, cuando jóvenes, habría podido arrancarle esas miradas.
Al día siguiente me habló, pequeño y torpe, de las nubes al norte, de las ranchas de viento, de los nudos que ataban el Cantábrico con fuerza a la meseta.

jueves, 8 de abril de 2010

mansedumbre

“JASÓN: Qué eras antes de mí Mujer
MEDEA: Medea”

Medeamaterial, Heiner Müller

Soy

una mujer furiosa
una Medea en potencia
capaz de maldecir la semilla del hombre
de matar a su estirpe
a dentelladas.

Soy

una mala mujer
rota por la electricidad
encadenada a una pureza blanca
con hambre de metal
de sienes húmedas.

Mi cuerpo luce
marcas de cadenas.

Y ni siquiera eso
me hace salvaje.

miércoles, 7 de abril de 2010

HAS LLEGADO.

Tus labios eran fríos
en medio de la fiebre.

ama al cisne salvaje

"Ama tus ojos que pueden ver
Tu mente que puede oír
La música, el trueno de las alas,
Ama al cisne salvaje


Robinson Jeffers


No intentes posar tus manos sobre su inocente
Cuello (hasta la más suave caricia le parecería
El brutal manejo del verdugo).
No intentes susurrarle tu amor o tus penas
(tu voz lo asustaría como un trueno en mitad de
la noche).
No remuevas el agua de la laguna no respires.
Para ser tuyo tendría que morir.

Confórmate con su salvaje lejanía
Con su ajena belleza
(si vuelve la cabeza escóndete entre la hierba).
No rompas el hechizo de esta tarde de verano.
Trágate tu amor imposible.
Ámalo libre.
Ama el modo en que ignora que tú existes.
Ama al cisne salvaje."


Luis Rogelio Nogueras