viernes, 27 de agosto de 2010

"Cuando sea mayor, seré inviolable"



"De pie, bajo el león de Denfert, Isabelle me miró:
- Ya sé por qué Stavroguin se portaba como un loco en Los demonios.
Sus ojos estaban secos como pedernales, ahora. Yo sólo pensaba en llenarla de agua para que pudiera llorar de nuevo en la vida.
- Violó a una niña.
¿Qué podía responder yo?
- ¿Y sabes qué hizo la niña, Loussa?
- No.
- Le amenazó con el dedo.
- ¿Eso es todo?
- ¿Qué más puede hacer una niña, según tú?
- No lo sé.
- Se colgó.
Y soltó entonces una ráfaga de sollozos. Era terrible porque con su cabeza, tan blanda ya, y su cuerpo como un hueso, temí que se empalara a sÌ misma.
- Yo, cuando sea mayor...
Se ahogaba.
- Cuando sea mayor, seré inviolable.
Y soltó, de pronto, su risa de victoria, ya sabes, su risa siseante... Sus manos dibujaron en el espacio la silueta de su enorme cabeza clavada en la estaca de su cuerpo, y repitió riéndose:
- Como ahora: ¡inviolable!

Loussa tenía ya un pie en el pasillo del hospital, la mano en la empuñadura de la puerta y el vago deseo de que se lo cargaran al salir. Se volvió hacia el amigo comatoso:
- Tienes que explicárselo a tu Julie, gili: no se dispara contra una mujer que tiene una niña ahorcada en la cabeza."

La petite marchande de prosse (La pequeña vendedora de prosa), Daniel Pennac




3 comentarios:

Alter Ego dijo...

Hola, el otro día encontré tu blog y empecé a leer un poco.

me sabrías decir de dónde sacaste este libro? (La pequeña vendedora de prosa), Daniel Pennac.

Lo estuve buscando pero no encuentro esta novela en particular.

Muchas gracias!

Tara.

Clara dijo...

Buenas, Tara. Pues siento decirte que no sé de dónde saqué este libro. El ejemplar que leí era de mis padres y no recuerdo ni la editorial ni el año. Pero hacemos una cosa: los busco estos días y te cuento el resultado de las investigaciones.
Gracias por pasarte.

Tara Lytwin dijo...

Oh. Recién leo esto. Cuatro años después.

Tara.