después de la primera marca
un arañazo en la espalda del mundo
y del llanto limpio de la tierra
después del alfa tembloroso entre el tigris y el éufrates
después del uno desbrozado
del dos quebrado del tres inexistente
después del padre y de su hijo y de la muerte que anunciaban
de las bandadas de omegas oscuros
de los santos que heredaron la tierra
de sus hembras que no heredaron nada
más que sangre
después de jasón y de medea
después de los nombres gravados en las piedras
blancas pulidas por esclavos
después del sol agudo sobre el vértice
dorado de las ruinas
después de zeus júpiter
de plutón infierno
después de las esferas divididas
del aquí y el allí del blanco contra el negro
y el bien frente
ante
bajo
el mal
y el todo olvidado tras el todo
después del púrpura en los escalones del senado
después del rey y de su báculo
alzado en medio de la plaza
del mercado
después de las monedas golpeando contra el yelmo
de los cuerpos comprados al señor devueltos al señor
de los vivos bajo la tierra santa
después del sueño de la noche pesada
sobre el párpado cerrado del gigante
después del canto de los gallos al alba
y aún hogueras en el campo de flores
y en medio de la hoguera una hoja de metal
después del rumor bronco del hambre y de la peste
del hambre y de la peste devorando el pan de las ovejas
del hambre y de la peste y de su furia
sosteniendo el manto el peso del imperio
después del estallido de las luces
y del abismo azul que revelaban
después de la pangea
resquebrajada en tantos enemigos
en tantos fuegos fatuos tantos himnos
después de los campos de batalla
y del dolor
uno solo
y de la madre
una
que se abraza a sí misma para siempre
después del mundo nuevo
del metal de trompetas y la pólvora
y la paz y la química
después de su suicidio
a manos de los grises de una instantánea kodak
después del hielo
del rostro oculto por el cabello negro de los muertos
de los cuerpos tostados de las niñas haciendo arder las largas carreteras
de los sueños de los hombres de paja
después del último alarido
y del beso asfixiándolo con un
tranquila todo saldrá bien
después del monstruo
de antenas erizadas
después del estruendo de teléfonos
que despiertan las luces de neón
después de los furiosos zarpazos del cristal
de los últimos días del invierno
después de la señal de dientes en la carne
más allá de los cuerpos
del eterno temblor que se repite
a las mismas tres de la mañana
en cada vida nueva
después de las espaldas lavadas con azotes
del abrazo
del odio hasta los huesos
del amor
de la luz y la estepa y el aullido
después
del velo desgarrado
con un silbido blanco
entre el alfa y la omega
vendrán mil años de calma