A veces se me olvida que existes.
Lo digo con orgullo
como si hubiera alcanzado
uno de esos col del Tour
con el mismo cansancio
el mismo hastío.
"Ah qué triunfo"
me digo mientras miro
todas esas cosas que no te han conocido
y que felices ellas
se han librado de ti.
Lo mejor
es pensar
en esa hambre tuya de mi rabia
como si este desprecio que te escupo
viniese a confirmar lo que ya sabes.
Lo peor
es la impureza
de este fango tibio en que me abrazas.
El saber que ni en esto
te me has venido entera.