"De buenas a primeras empezó a menear la cabeza, como en señal de reproche, levantó su puño diminuto y me amenazó con él desde donde estaba. Al primer instante este movimiento me resultó ridículo, pero pronto no pude soportarlo más: me levanté y me acerqué a ella. Su rostro reflejaba una desesperación que resultaba intolerable en la cara de una niña."
Fiodor M. Dostoyevski, "Visita a Thion (La confesión de Stavrogin)",
capítulo suprimido de Los demonios
"El capítulo que sigue fue descubierto en 1921 entre los papeles recogidos por la viuda del novelista, Anna Griegorievna Dostoyevskaya (...). El director de la revista mensual Russkii Vestnik (El Heraldo Ruso), M. N. Katkov, se negó a incluirlo en la versión original de Los demonios, que empezó a publicarse en el número de febrero de 1870. Dostoyevski pensó en varias revisiones del capítulo para salvar las objecciones de Katkov, pero fue en vano. Cuando en 1873 salió a la luz la primera edición en libro de la novela, el capítulo (que hubiera seguido al VIII de la segunda parte) quedó eliminado; y lo propio sucedió en las ediciones siguientes."
Nota al apéndice de Los demonios que precede a la
"Visita a Thion (La confesión de Stavrogin)"
en la edición de Alianza Editorial de 1984
con traducción e introducción de Juan López-Morillas
"A menos que el crimen de Stavrogin pudiera volver a contarse, su personaje seguiría siendo demasiado enigmático, su desesperación espiritual excesiva y su suicidio al final del libro inmotivado. (...) El libro resultante -por grande que sea- no es el que a Dostoievski le hubiese gustado escribir y, lo que es más, (...) aunque contamos con el texto del capítulo suprimido, este no puede reinsertarse así como así en el libro debido a la cantidad de revisiones que Dostoievski tuvo que hacer posteriormente en el contexto."
J. M. Coetzee, Costas extrañas
"De pie, bajo el león de Denfert, Isabelle me miró:
- Ya sé por qué Stavroguin se portaba como un loco en Los demonios."
La petite marchande de prose (La pequeña vendedora de prosa),
Daniel Pennac
A Los demonios le arrebataron la memoria. La mutilación es tan notable que una siente que al libro le falta el corazón, percibe el hueco (¿qué tamaño?¿qué forma?) que habita sombríamente el mismo centro de las páginas. A Stavrogin le arrebataron más que eso, él perdió la posibilidad de perdón, pues sin crimen (sin el crimen que sólo él conoce) la expiación es inútil. Pero Matriosha, la niña, es la gran herida. No reconocieron el valor del gesto de "su puño diminuto". Tampoco la materialización de esa "desesperación que resultaba intolerable" (su decisión, si es que un niño puede saber el peso de su propia vida, es la transgresión completa de la infancia). Además, además, tuvieron el valor de arrancarle el recuerdo. Y ahora Matriosha no sabe qué es lo que tiene que olvidar, qué tiene que extirparse ella, a sí misma, con sus propias manos.